Saludos @aristides_d
En una pyme en expansión, el crecimiento suele exigir un cambio de mentalidad: pasar del “control total” a la gestión por confianza y resultados.
La regla de oro para delegar es sencilla: delegar todo aquello que no requiera directamente tu criterio estratégico. Es decir, aquellas tareas operativas o repetitivas que puedan ser ejecutadas con calidad siguiendo un procedimiento claro.
Tu enfoque debe concentrarse en las decisiones que afectan la dirección, la rentabilidad y la relación con los clientes clave.
Respecto a a quién delegar, busca colaboradores que ya hayan demostrado compromiso, criterio y capacidad de aprendizaje. Delegar no es soltar tareas, sino transferir responsabilidad con autoridad y recursos para actuar.
Para garantizar la calidad, recomiendo implantar tres sistemas básicos:
- Procedimientos estandarizados (manuales o checklists): aseguran consistencia en cada tarea y reducen errores.
- Revisiones por indicadores, no por intuición: establece métricas de desempeño y calidad, y revisa resultados, no procesos.
- Reuniones breves de seguimiento (por objetivos): una o dos veces por semana, enfocadas en avances, obstáculos y aprendizajes.
Cuando los equipos entienden el propósito detrás de cada tarea y se sienten dueños de los resultados, el control deja de ser necesario porque se transforma en autogestión con responsabilidad compartida.