Compañeros
Desde una perspectiva de gestión, el modelo de Empresa B implica incorporar indicadores que midan más allá del margen financiero.
Hablamos de métricas sociales, ambientales y éticas que deben estar integradas en el sistema de control de gestión.
Eso exige madurez organizacional, claridad en los objetivos y trazabilidad en los resultados.
En otras palabras, no basta con “querer ser sostenibles”; hay que demostrarlo con datos, procesos auditables y una cultura interna alineada.
Las Empresas B que logran esto no solo certifican un propósito, sino que consolidan una ventaja estructural: operan con coherencia entre lo que dicen, lo que hacen y lo que logran.